¿Te asusta el sexo anal? Una experta nos ayuda a acabar con ciertos mitos y nos revela algunas verdades sobre el tema
El sexo anal se define como una práctica sexual que consiste en la penetración del pene en el ano de otra persona, hombre o mujer. También es posible la introducción de objetos en el interior del ano con fines sexuales de estimulación erótica.
Hemos escuchado mucho sobre el sexo anal. Lamentablemente, el sexo anal tiende a ser asociado a lo sucio, al pecado o a otras cosas valoradas como negativas, sin embargo, igual que el coito y el sexo oral, esta práctica es una de las tantas y variadas conductas sexuales que, bien utilizada, puede generar mucho placer para la pareja.
A continuación unos cuantos mitos al respecto:
- El sexo anal es sumamente doloroso. La realidad es que como cualquier otro músculo, el esfínter anal no produce dolor al ser penetrado, si se encuentra bien relajado. El tema de más cuidado aquí, es que la persona que recibirá la penetración, establezca sus límites, desee experimentarlo y no sólo acepte por satisfacer a la pareja. De otra manera, la relajación es difícil de alcanzar y por lo tanto, la penetración puede resultar dolorosa. De igual forma, es importante utilizar lubricantes para evitar esta situación.
- El sexo anal es antinatural pues el ano no está “diseñado” para la penetración. Si lo comparamos con la vagina, en efecto el ano no se autolubrica, ni los músculos se relajan como dicho órgano, sin embargo, es difícil argumentar que un orificio no está “diseñado” para ser penetrado.
- El sexo anal es para homosexuales y pervertidos. Así como el sexo oral que se practica cada vez más, el anal también “está de moda”. Aproximadamente el 10% de la población, lo practica. En efecto, siempre ha sido una práctica sexual vigente, desde los homosexuales en Grecia hasta mujeres heterosexuales en la actualidad.
- El sexo anal es sucio y puede generar infecciones. La realidad es que como el sexo oral o la penetración vaginal, el sexo anal, tiene riesgos implícitos de transmisión de infecciones sexuales. Fuera de las ITS (Infecciones de Transmisión Sexual), ya muy conocidas (SIDA, gonorrea, sífilis, entre otras), una persona que tiene un aseo regular y no está infectada, con una pareja también libre de infecciones, no tendría por qué contraer algo. Es importante recalcar que si se realizó una penetración anal, debe existir mucho cuidado para llevar a cabo una penetración vaginal después, ya que el pene o el objeto utilizado para tal efecto, debe ser lavado o incluso, cambiarse el condón, debido a que de lo contrario, pueden generarse infecciones en la vagina y la uretra.
El sexo anal tiene muchas connotaciones negativas, pero en la realidad, una gran cantidad de personas lo practica de manera satisfactoria. Aunque el sexo anal previene el riesgo de embarazos no deseados, no implica la invulnerabilidad de transmisión de infecciones. Por ello es necesario utilizar condón. Como recomendación, ambas personas deben desear este tipo de prácticas para que estén lo suficientemente relajadas y logren disfrutarlo. Utilicen el “juego previo” para aumentar la excitación y relajar los músculos. ¡No olviden el lubricante!
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